El Estado de Querétaro de Arteaga se encuentra en el centro del país, su nombre proviene del purépecha y significa lugar de piedras grandes o peñascos. Colinda al norte con Guanajuato y San Luis Potosí; al este con San Luis Potosí e Hidalgo; al sur con Hidalgo, México y Michoacán de Ocampo; al oeste con Guanajuato. Está conformado por 18 municipios y su capital es la ciudad de Santiago de Querétaro.

La población del estado, de acuerdo al conteo de población y vivienda 2005 realizado por la INEGI, es de 1’600,000 habitantes. Tiene una extensión de 11,684 kilómetros cuadrados, por ello ocupa el lugar 27 a nivel nacional con el 0.6% del territorio. El sector de actividad que más aporta al PIB estatal es la Industria Manufacturera; destaca la fabricación de productos metálicos, maquinaria y equipo.

Sus 18 municipios son: Amealco de Bonfil, Pinal de Amoles, Arroyo Seco, Cadereyta de Montes, Colón, Corregidora, Ezequiel Montes, Huimilpan, Jalpan de Serra, Landa de Matamoros, El Marqués, Pedro Escobedo, Peñamiller, Querétaro, San Joaquín, San Juan del Río, Tequisquiapan y Tolimán.

El estado posee una gran disponibilidad de recursos naturales, culturales y arquitectónicos, por lo cual es considerada una entidad con alta vocación turística. Las principales ciudades turísticas son: Santiago de Querétaro, considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO el 5 de diciembre de 1996.

Sus construcciones son verdaderas joyas arquitectónicas, ademas de contar con lugares históricos trascendentales. Tequisquiapan y San Juan del Río cuentan con diversos centros artesanales y de recreación. También la Sierra Gorda, en donde se localizan las misiones de Jalpan, Concá, Tancoyol, Landa, Tilaco y Bucareli, fundadas por fray Junípero Serra, así como diversos recursos turísticos naturales.

Hechos históricos relevantes en Queretaro

Año

Acontecimiento

2008

El Constituyente Permanente renueva la Constitución Política del Estado. Destaca en este cambio la reducción en el número de artículos y el cambio del nombre del estado de Querétaro de Arteaga a Querétaro.

1996 La UNESCO declaro a la Ciudad de Santiago de Queretaro, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
1995 El H. Ayuntamiento de Queretaro declaro al centro historico y los barrios tradicionales de la ciudad de Santiago de Queretaro como zona de conservacion y expidio el Reglamento para la emision de declaratorias de Monumentos y Zonas de Conservacion en el Municipio de Queretaro.
1992 La L. Legislatura Constitucional del Estado aprobo el codigo urbano del estado de Queretaro.
1990 La XLIX Legislatura Constitucional del Estado expidio la Ley de Proteccion del Patrimonio Cultural del Estado.
1981 El Gobierno federal expidio el decreto por el que se declara una zona de monumentos historicos en la ciudad de Queretaro; dicha zona comprende un area de 4 Km2, con 203 manzanas y aproximadamente 1400 edifcios con valor historico, construidos en los siglos XVI y XIX.
1974 La junta de Navidad, fundada en la segunda mitdad del siglo XIX se transformo en el patronato de las fiestas de queretaro; mismo que subsiste a la actualidad.
1940 La industrializacion contemporanea en el estado de inicio a traves de la creacion de una zona fabril al Norte de la ciudad capital.

1920

El gobernador José María Truchelo expide la primera Ley del Trabajo en el país, reglamentaria del artículo 123 constitucional.

1917

El 5 de febrero, al concluir los debates del Congreso Constituyente, se promulga en la ciudad de Querétaro la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

1916

El 2 de febrero, la ciudad de Querétaro es declarada capital provisional de la República y asiento del Poder Ejecutivo de la Unión y de las secretarías de Estado, por decreto de Venustiano Carranza, en su carácter de primer jefe del Ejército Constitucionalista.

El 1 de diciembre se instala en la ciudad de Querétaro el Congreso Constituyente en el Teatro Iturbide (hoy Teatro de la República).

1882

Se inicia la Primera Exposición Industrial Queretana y llega el ferrocarril a la entidad.

1867

El 15 de mayo cae en manos de los republicanos la plaza de Querétaro, la cual es defendida por el ejército imperialista al mando de Maximiliano, quien se rinde y entrega su espada al general Mariano Escobedo. Posteriormente, Maximiliano, Miguel Miramón y Tomás Mejía son juzgados y sentenciados a muerte por el Consejo de Guerra. Son ejecutados días después en el cerro de las Campanas.

El 25 de julio se le confiere el nombre de Querétaro de Arteaga.

El 24 de junio, Hernando de Tapia y Nicolás de San Luis Montañez fundan San Juan del Río.

1848

El 30 de mayo se firma en Querétaro el Tratado de Paz entre México y la Unión Americana, trasladándose a dicha ciudad los supremos poderes para ese efecto.

1847

El presidente provisional Pedro María Anaya deja el mando de la república en manos de Manuel de la Peña y Peña, en la ciudad de Querétaro.

1825

El 12 de agosto se promulga la primera Constitución Política del estado y se nombra primer gobernador constitucional a José María Díez Marina.

1824

Querétaro de Arteaga es incluido como estado libre y soberano en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, gracias a la brillante defensa que su representante, el doctor Félix Osores hace, ante el Congreso Constituyente.

1821

El 28 de junio, Querétaro de Arteaga pasa a poder de los independentistas después de haberse rendido el brigadier Luaces, dando fin a la dominación española en el territorio queretano.

En noviembre, al expedirse la convocatoria del primer Congreso Constituyente, Querétaro de Arteaga es considerado provincia, con lo que de hecho se le separa de la intendencia de México.

1810

En agosto, José Mariano Galván denuncia, ante la Audiencia de México, la existencia de una conspiración criolla en Querétaro de Arteaga, de la que formaban parte el corregidor Miguel Domínguez, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Miguel Hidalgo, Mariano Matamoros y otros.

En noviembre, luego de la derrota de los insurgentes en Aculco, Félix María Calleja, comandante del Ejército Colonial, ocupa San Juan del Río y lanza una proclama en la que ofrece el indulto a los sublevados.

1796

La ciudad de Santiago de Querétaro es dividida en cuarteles, nombrándose alcalde para cada uno y dando reglas para su gobierno.

1794

La Real Audiencia de México dispone que Querétaro de Arteaga tenga un corregidor, cargo similar al de intendente.

1787

Conforme a las reformas borbónicas, el actual territorio del estado queda bajo la jurisdicción de la Intendencia de México.

1733

Por ordenanza del 6 de julio, aprobada y confirmada por Felipe V, se ratificó el título de muy noble y muy leal ciudad de Santiago de Querétaro.

1704

Comienza una gran sublevación pame en Sierra Gorda, que es aplacada hasta 1735.

1671

La ciudad de Querétaro es declarada tercera ciudad del reino.

1655

El 13 de febrero, por real cédula, Felipe IV otorga a la villa de Querétaro los títulos de muy noble y leal ciudad de Santiago de Querétaro, así como el escudo de armas.

1606

Es declarado villa el poblado de Querétaro.

1550

Se establece el camino real entre México y Zacatecas que incluye a Querétaro de Arteaga en la ruta.

1540

Por cédula real, se les otorga el título de caballero, conquistador y fundador de Querétaro a Baltazar del Campo, Juan de Luna, Juan Ramírez y Miguel de la Paz.

1532

Los españoles ocupan algunas zonas del sur del territorio de Querétaro de Arteaga.

1531

Las tropas otomíes derrotan a los pames, comandados por Juan Bautista Criado, en el lugar donde se funda Querétaro de Arteaga.

1526

El 19 de septiembre, Nicolás de San Luis Montañez reconstruye Acámbaro, le agrega el nombre de San Francisco y lo convierte en base de operaciones para la conquista de Querétaro de Arteaga.

1522

El 22 de julio, Hernando de Tapia y Nicolás de San Luis Montañez llevan a cabo las primeras exploraciones españolas en tierras queretanas.

1200

La parte meridional del actual territorio de Querétaro de Arteaga es ocupada por el señorío otomí de Jilotepec, mientras que al oeste se establecen grupos emparentados con los purépechas.

1000

Desaparecen casi todos los grupos sedentarios y van apareciendo por núcleos, nómadas de pames, los cuales ocupan toda la parte media y septentrional de la entidad.

900

Los toltecas de Tula ocupan la porción meridional del actual territorio del estado, siendo éstos, posiblemente, los introductores del juego de pelota en la región, práctica de la que proviene el nombre de Querétaro.

Escudo de Queretaro

El 13 de febrero de 1655 Felipe IV, facultó a sus virreyes de sus colonias que titularan ciudades y otorgaran otros privilegios y honores a cambio de un donativo. Comisionó como juez particular para la ejecución de esta orden a Andrés del Rosal y Ríos, contador del Tribunal y Real Audiencia, quien se trasladó a Querétaro, reunió a los regidores capitulares y principales vecinos de la población, les hizo saber cuál era su misión y previo acuerdo, obtuvo un donativo de 3 mil pesos en oro para que se concediera a Querétaro el título de ciudad y se le otorgara un escudo de armas.

El 25 de enero de 1656 se le dio a Querétaro el título de «Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de Querétaro; y así mismo se le regaló un escudo de armas donado por la Corona Española el cual resulta de las Capitulaciones con las que se consiguió ese privilegio. Acto que fue aprobado y confirmado por la cédula real expedida por Felipe V el 29 de septiembre de 1712.

Inicialmente contaba con elementos de su época, como por ejemplo una Corona Española en la parte superior. La parte central del mismo, tiene tres divisiones. En ellas se explica el significado que se da a las armas dadas a la ciudad, por la devoción que se tiene tan grande a la Santa Cruz por haberse visto grandes milagros:

El campo superior contiene un sol cuyos rayos sirven de base a una cruz encarnada, y en cada lado en la esquina superior una estrella de plata sobre el cielo nocturno. Esto representa el eclipse en el que se aparecieron el Apóstol Santiago como la Santa Cruz. En el campo inferior izquierdo, está una imagen del Señor Santiago, armado con su manto, en campo del mismo color que el superior. y montado sobre un caballo blanco. En una mano empuña una espada y en la otra un estandarte de la realeza española. Del lado derecho de la parte inferior, el campo representa una vid cargada de uvas, y cinco espigas de trigo dorados, representando la fertilidad del suelo queretano sobre un campo azul claro, haciendo alusión al cielo de esta ciudad. Posteriormente al escudo de Querétaro se le quitaron varios elementos de la realeza española de aquella época y solo se tomó la parte central del fin del mismo. Le fueron agregados en la parte superior el escudo Mexicano (el águila devorando una serpiente arriba de un nopal) y a los lados la bandera de México, como símbolo de la integración de Querétaro en la federación mexicana. En la parte inferior del escudo se añadieron varios símbolos de guerra, cañones, balas y haces de flechas. Recuerdan la importancia de Querétaro en la historia militar de México, especialmente en la resistencia que hubo contra el Segundo Imperio Mexicano, gobernado por Maximiliano de Habsburgo como Emperador de México.

Leyenda de la Fundacion y Conquista de Queretaro

Una narración extraordinaria es la leyenda de la fundación de la Ciudad de Querétaro. Basada en un hecho trasmitido de generación en generación  de forma oral, se mantiene viva y presente en el pueblo, dice así:

 «Con estruendo resonaron las cajas y los clarines, el teponaztle y el huéhuetl, la  chirimía y el caracol y al ritmo de bailes y alaridos se inició la guerra, los otomíes  y purépechas, los conquistadores comandados por Nicolás de San Luís Montañez y Fernando de Tapia (Conín) y los chichimecas bajo el mando de los capitanes don Lobo y don Coyote. En el campo retumbaron las descargas cerradas de los fusiles, a lo alto, y con la polvareda que levantaban los pies de los combatientes, el humo de la pólvora, y las flechas disparadas al viento, y un eclipse de sol que parece haber sobrevenido en ese punto, se oscureció el día, de tal manera que se hicieron visibles las estrellas, y la lucha se prolongó sin que uno ni otro bando se rindiera. Cuando el ejército al servicio de la Corona Española desfallecía ante el ímpetu de los indomables chichimecas, aparecieron en los cielos Señor Santiago montado en brioso corcel blandiendo férrea espada y una gran Cruz luminosa, los naturales al verla, al grito de ‹ÉL ES DIOS›, comenzaron a danzar, se rindieron y aceptaron la sumisión a la Corona de España».

Existen muchas leyendas, y fantasías sobre la historia de estos años en Querétaro, dados a conocer por tradición oral y por algunos escritos de historiadores civiles y eclesiásticos.

La historia nos habla de que para extender los dominios de la Corona de España, y con la colaboración del jefe Español Hernán Pérez y de el cacique otomí ya españolizado, Nicolás de San Luís Montañez, piden ayuda a Conín, un idígena comerciante Otomí, que venia desde Xilotepec a ofrecer productos, y por lo cual tenia muy buenas relaciones con las comunidades asentadas en Querétaro, tratando de convencer a dejarse conquistar sin violencia, evitando una guerra.

Una vez bautizado como Fernando de Tapia, persuadió a los Chichimecas y Otomíes a dejarse conquistar sin resistirse, sin embargo, de manera concertada y sin armas se dio una batalla entre Cristianos y paganos, aunque todos eran indígenas, unos a favor de la corona española, contra los Chichimecas quienes se resistían a la conquista. Esta batalla se dio el día 25 de Julio de 1531 en la Loma del Sangremal. Se dice que a pesar de ser sin armas fue un batalla larga y sangrienta, a patada y puño. La leyenda dice que los españoles invocaron al Patrón de las Españas: el apóstol Santiago. Al aparecer Santiago en el cielo se escureció gracias a un eclipse y en la oscuridad los indigenas observaron una cruz luminosa y la figura del apóstol Santiago cabalgando en su Corcel Blanco. Sin lugar a dudas, para los indígenas esto fue la señal de su derrota, su Dios los había abandonado, en cambio los cristianos recibieron apoyo de su Dios. Así terminó la batalla.

En la Loma del Sangremal, se fundó la ciudad de Santiago de Querétaro.

Querétaro nació como pueblo de indios y así se mantuvo por más de 50 años. Fue hasta el año de 1655 cuando le fue conferido el título de ciudad. Su ubicación, entre la ciudad de México y las minas de Zacatecas, lo favoreció. Debido a que para llegar hasta el bajío se requería cruzar por Querétaro, así como para llegar al norte y noroeste de la Nueva España.

Datos Historicos  Complementarios

Enciclopedia de Mexico – Tomo 12 – Jose Rogelio Alvarez

Cuando en 1680 se trasladó a Querétaro Carlos de Sigüenza y Góngora asistió allí a la solemne dedicación del templo de la Congregación, surgía en esos momentos aquella ciudad como la tercera en importancia de la Nueva España, sólo superada entonces por México y Puebla. Querétaro era un anticipo de la grandeza de El Bajío y desde entonces y por mucho tiempo fue la verdadera capital cultural.

Según los estudiosos, la palabra Querétaro significa “Juego de Pelota” en tarasco, lo mismo significa Nda-Maxei en otomí. En su proximidad – por Huimilpan- hallábase Coatl-icámac, tocado en el siglo XII por los mexicas en su peregrinación y punto de partida de la migración de Xólotl en el siglo XIII, y donde todavía en el XVI encontrábase el centro de poder de los chichimecas pames. Querétaro, pues, era tierra de chichimecas. Fue después poblada por un grupo de otomíes que se internaron en la región de La Cañada. El jefe de este grupo se llamaba Cónin (probablemente Khoni), quien luego de bautizado llevó el nombre de Don Fernando de Tapia.

Don Fernando de Tapia llegó a hacer amistad con los españoles y junto con Don Nicolás de San Luís Montañés, pidió autorización para establecer en Querétaro un Pueblo de Indios (1537). Esto se logró por 1538, asentándose el primer Querétaro y fue en este último año cuando Juan Sánchez de Alanís señaló su trazo.

Querétaro se convirtió desde 1550 en sitio de tránsito muy importante, pues era paso obligado para ir a Zacatecas, cuyas minas, descubiertas desde 1546, atrajeron hacia ellas una gran afluencia de aventureros. Querétaro y San Miguel el Grande eran los últimos baluartes de la colonización antes de internarse en tierra de chichimecas.

A partir de 1550 Querétaro se poblando progresivamente de españoles, aunque siempre como pueblo de indios. Varios cronistas afirman que en 1606 fue elevada ala categoría de villa.

El cronista Larrea, en su Crónica de Michoacán escrita hacia 1638 dice del pueblo de Querétaro que se encontraba ”situado en la falda de una pequeña cuesta, cuya población se dividía, mitas arriba y mitad abajo, contando con casi cuatrocientos vecinos españoles todos de caudal y porte, divididos en sus calles a lo político y popular…. Sus casas muy cumplidas así de lo material como de lo necesario y así todas en general tiene agua de pie y las más, huertas y viñas con sus huertos y recreos, que sin encarecimiento pueden competir con lo Ibleos y celebrados pensiles de Grecia y Babilonia… Tiene en menos de una legua dos molinos grandiosos y otro en el mismo pueblo. En todo su contorno no hay palmo de tierra que no esté cultivado en todas semillas, huertas muy hermosas, viñas muy considerables de que se coge mucha uva, juntamente con toda la fruta de Castilla, caña dulce, cardo, verdura, lima, limón y naranja todo el año, con que siendo su población tan grande y el concurso mayor por los tratos tan gruesos no necesita de otras partes… El trato con que se enriquece y autoriza su república, es el mas grueso que se conoce en el reino, porque es ganado mayor y menor, es tan gruesa cantidad que no hay vecino que no sea criador y señor de muy grandes haciendas”.

El siglo XVII no sólo fue época de prosperidad material para Querétaro, sino también de reconstrucción total, pues al llevarse a cabo las edificaciones de sus grandes conventos y monasterios se demolieron las del siglo XVI, no quedando en la actualidad vestigios de las construcciones primitivas. Por contraste, la monarquía española padecía entonces de una de las crisis más dolorosas de su existencia. España comenzaba a rendirse bajo el peso de su propia grandeza. Este quebrantamiento económico se hizo evidente en la real cédula del 13 de febrero de 1655 expedida por Felipe IV, en la que facultaba a los virreyes de sus colonias para que titularan ciudades y otorgaran otros privilegios y honores a cambio de su donativo. Se comicionó como juez particular para la ejecución de esta orden a Andrés del Rosal y Ríos, quien se traslado a Querétaro, reunió a los regidores capitulares y principales vecinos de la población, les hizo saber cuál era su misión y, previo acuerdo, obtuvo un donativo de 3 mil pesos en oro para que se concediera a Querétaro el título de ciudad y se le otorgara un escudo de armas. El comisionado expidió el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de Querétaro.

Al iniciarse el siglo XVIII la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Santiago de Querétaro se había convertido en una de las poblaciones más prósperas y hermosas de la Nueva España. No sólo por la fertilidad de sus ubérrimas tierras y por sus ricas haciendas, por sus telares y obrajes, sino también por ser un centro comercial de gran importancia, por su privilegiada situación en el cruce de todos los caminos. Intensa vida social y cultural se desenvolvía en Querétaro. No faltaban ricos mayorazgos, caballeros de las órdenes militares y algunos títulos de Castilla, que como el marqués de la Villa del Villar del Águila y el conde de Sierra Gorda prestaron grandes servicios, tanto a la ciudad, como a la conquista y pacificación de grandes extensiones de la Nueva España. La Real Fábrica de Tabacos, en la que se daba ocupación a varios miles de trabajadores; los molinos, telares y obrajes contribuían a la riqueza y prosperidad de la ciudad, de cuyo progreso industrial quedó asombrado el barón de Humboldt.

Reflejo de la prosperidad de que gozaba la ciudad en el siglo XVIII fueron las grandes obras materiales, como la del acueducto, que condujo desde el pueblo de La Cañada el agua potable para uso de los vecinos. Esta obra, llevada a cabo por el marqués de la Villa del Villar del Águila casi desde su exclusivo peculio, se inició el 15 de enero de 1726 y el 17 de octubre de 1738 se concluyeron los trabajos y se bendijeron las fuentes públicas. También se construyeron en esta época los más hermosos edificios del barroco queretano, siendo el más grandioso de ellos el del convento e iglesia de San Agustín, el Real Colegios de San José de Carmelitas Descalzas, los Colegios de San Ignacio y San Francisco Javier. En arquitectura civil también se construyeron soberbios ejemplares del estilo barroco queretano, como la llamada Casa de los Perros y los palacios de Ecala, el edificio de los Condes de Sierra Gorda y la Casa de la Marquesa.

En 1796 fue expedida la Ordenanza para la División de la ciudad de Santiago de Querétaro en Cuarteles Menores, creándose alcaldes de ellos y dándose reglas para su gobierno; su autor fue el primer corregidor de Letras, el licenciado José Ignacio Ruiz Calado quien murió seis años después sucediéndolo en el cargo el famoso Corregidor Miguel Domínguez. Era la confluencia de corrientes de tráfico increíbles; era el bazar, en que se cambiaban los productos del mundo todo para el surtimiento de la república. Cerrados al comercio exterior la mayor parte de los puertos del Pacífico, Querétaro era la garganta para el comercio exterior y sus cambios. Favorecido por un hermoso clima, , con recursos abundantes de vida, fecunda agricultura, minerales, maderas exquisitas, batanes de paños, con sus cien templos, y sus edificios suntuosos.

Cuna de la Independencia

Aún así existía un profundo malestar entre los criollos y naturales del país, tanto por las leyes restrictivas de la industria nacional, dictadas a favor de la metrópoli, como por la preferencia dada a los españoles europeos sobre los americanos en la provisión de los cargos eclesiásticos, civiles y militares de mayor categoría. La arrogancia de los primeros y su afectada superioridad herían el orgullo nacional de los criollos, lo cual aunado al deseo de gobernarse por si mismos, fue creando un clima favorable a las ideas de independencia, que hallaron su cuna en esta ciudad, entre los hombres más ilustrados de la población. De indudable influencia entre los partidarios de las ideas libertarias fue la visita que hiciera a esta ciudad el virrey José de Iturrigaray en 1803, habiéndose alojado en la casa del regidor Ignacio de Villaseñor Cervantes, quien fuera posteriormente gran amigo del capitán Allende y un activo conspirador, ligado por el parentesco de su esposa con los hermanos Aldama y por afecto con el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez. En 1805 el propio virrey suspendió en su empleo al corregidor de Querétaro por haber sido éste quien redactó la representación del Tribunal de Minería al publicarse la real cédula de 26 de diciembre de 1804, que ordenaba la enajenación de los bienes de obras pías. Sin embargo, el monarca español ordenó al virrey que restituyese en su empleo a Domínguez, lo que hizo después de muchos pretextos y reticencias.

El 30 de julio de 1808 llegó a Querétaro la noticia traída por la fragata Esperanza de la exaltación de Fernando VII al trono de España.

Para festejar este hecho las fiestas se prolongaron durante 4 días y terminaron con un gran baile en el patio de la casa de Cabildo. Ese mismo año, mientras en México era sofocado un intento libertario en Querétaro fueron denunciados anónimamente; como adictos a la Independencia, el corregidor Miguel Domínguez, el regidor Pedro Antonio de Septien Montero y Austri, Mariano Bárcena, el marqués de Rayas y el caballero Fagoaga. (El expediente instruido sobre este proceso se encuentra en el Archivo General de la Nación).

En 1810 Querétaro era el principal centro de la conspiración para llevar a cabo la independencia política del país. Bajo el disfraz de saraos y reuniones literarias, se veían los conspiradores, que en esta ciudad pasaban ya de 400. A estas reuniones auspiciadas por la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez, concurrían distinguidos queretanos, así como los capitanes Ignacio Allende, Juan Aldama y los hermanos Epigmenio y Emeterio González. También asistía a ellas, secretamente, el cura de la parroquia de Dolores Miguel Hidalgo y Costilla. A principios de septiembre de 1810 estuvo en Querétaro, invitado por Allende, y habló con Epigmenio González, a quien instó para que acelerara la fabricación de las armas que se utilizarían en la revolución. Cuando ya se había fijado la fecha para el levantamiento, varias denuncias pusieron sobre aviso a las autoridades españolas y éstas procedieron rápidamente a sofocar el movimiento, cayendo sobre las casas de los conspiradores para encarcelarlos. El corregidor Domínguez con el fin de salvar a sus colegas, acompañó personalmente a la fuerza pública en esas diligencias; mientras ejecutaba el cateo de las casas de los hermanos Epigmenio y Emeterio González, los ponía en prisión y hacía otras pesquisas judiciales, su esposa Josefa trató de dar aviso al capitán Allende de la gravedad de la situación. Su recámara estaba sobre la vivienda del alcalde de la cárcel, la cual como en varias de las capitales de provincia, se hallaba en los bajos de la casa de gobierno. El alcalde se llamaba Ignacio Pérez y era uno de los más activos agentes de la conjura. La señal convenida entre él y la corregidora, para comunicarse en cualquier caso imprevisto, eran tres golpes dados con el pie sobre el techo del cuarto; diéronse pues, en aquella crítica circunstancia, y como el corregidor había dejado cerrada la puerta del zaguán, a través de ésta impuso la corregidora a Pérez de las ocurrencias de aquella noche, y le previno buscase persona de confianza que fuera con toda diligencia a San Miguel a informar a Allende de todo. Pérez no confió a nadie la misión y partió él mismo en busca de Allende; no lo encontró en San Miguel, pero si a Aldáma de modo que juntos pasaron a Dolores en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en que fue proclamada la Independencia Nacional.

Casi a la misma hora en que Hidalgo y sus compañeros daban el grito de Dolores, todos los conjurados estaban ya presos en Querétaro, incluso el corregidor y su esposa, el primero en el convento de la cruz y la segunda en el de Santa Clara. Poco tiempo después fueron liberados y el corregidor restituido en su empleo. A pesar de ello, Josefa Ortiz de Domínguez siguió siendo activa partidaria de la revolución, que había estallado gracias a la oportunidad de su aviso: se comunicaba en Querétaro con sus adictos y mantenía relaciones con los insurgentes de fuera, dándoles noticias de cuanto ocurría. Las violentas y enérgicas medidas de represión tomadas por el gobierno español para sofocar la insurgencia no pudieron extinguir el fuego revolucionario que desde Querétaro se propagaba hacia todos los rumbos. A causa de las muchas quejas que de ello recibió el Virrey, comisionó secretamente al arcediano de la catedral de México, José Mariano Beristain y Souza, para que hiciese las investigaciones encaminadas a descubrir a los autores de aquella conjura, nunca interrumpida ni sofocada, a la que eran favorables muchos de los curas. El canónigo Beristain informó reservadamente al virrey “…que había en Querétaro un agente efectivo, declarado e incorregible, que no perdía ocasión ni momento de inspirar odio al rey, a la España, a la causa y determinaciones y providencias justas del gobierno legitimo de este reino, y que éste era la mujer del corregidor”. La calificó de “verdadera Ana Bolena, que había tenido valor para intentar seducir al mismo Beristain, aunque ingeniosa y cautelosamente”. Con tales informes el virrey privó de su cargo al corregidor Domínguez y nombró juez de letras al doctor Agustín Lopetedi, encargándole detener a doña María Josefa y remitirla a la ciudad de México. El proceso y confinamiento de la corregidora dio fin a la agitación que había en Querétaro, ciudad que desde entonces fue fortificada por el gobierno español, de tal manera que nunca pudo ser tomada por los insurgentes.

Una vez proclamado el Pan de Iguala y después de la capitulación de San Juan del Río, Agustín de Iturbide se dirigió a Querétaro, que se encontraba defendida por el brigadier Luaces; estableció su cuartel general en la hacienda del Colorado y puso en estado de sitio a la ciudad. Luaces contaba con muy reducidas fuerzas para defender la plaza, por lo cual se concentró en el Convento de la Santa Cruz, situado en una colina adyacente. En virtud de este movimiento quedó la ciudad abandonada y pudo ocuparla Iturbide sin disparar un tiro. Luaces, que había perdido toda esperanza de recibir refuerzos, celebró las capitulaciones para la rendición y Querétaro paso a poder de los independentistas el 28 de junio de 1821, dando con ello fin a la dominación española que había durado en ese territorio 290 años. Con motivo de las guerras de Independencia, la agricultura y la ganadería queretanas quedaron casi extinguidas y la industria sufrió un rudo golpe al ponerse en vigor los aranceles que gravaron con altos impuestos los productos y manufacturas.

Otros Hechos Historicos

Al finalizar 1823, cuando se discutía en el Congreso Constituyente cuáles entidades formarían parte de la federación mexicana, Querétaro estuvo a punto de ser eliminado, agregándose su territorio al de los estados de México y San Luís Potosí; pero gracias a la brillante defensa que hizo su representante, el doctor Félix Osores, fue incluido como Estado Libre y Soberano en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1824.

Durante los primeros años de la Independencia, la cuidad de Querétaro hubo de sufrir las consecuencias de las frecuentes revoluciones y cuartelazos de los inestables gobiernos de la República, habiendo sido escenario de no pocos acontecimientos de resonancia nacional. En 1848 tocaba a su fin la guerra con Estados Unidos y el gobierno de México deseaba concertar una paz honrosa con su enemigo. Para ese efecto se trasladaron a Querétaro los supremos poderes y en el gran salón de la Academia de Bellas Artes se discutió el tratado de paz con los norteamericanos, el cual se firmó el 30 de mayo por el ministro de Relaciones Luís de la Rosa y por los representantes de la potencia agresora, Natam Clifford y Ambrose H. Servier. El presidente Manuel de la Peña y Peña lo autorizó en su residencia ubicada en la casa Núm. 2 de la 3ª. Calle de San Antonio (avenida Hidalgo). Las fuerzas norteamericanas salieron del país y el gobierno nacional quedó en manos de José Joaquín de Herrera. Pronto se sucedieron las revoluciones y cuartelazos; en Querétaro fueron frecuentes los levantamientos, principalmente los encabezados por Tomás Mejía, quien más tarde habría de figurar como uno de los principales jefes militares del partido conservador. El centralismo trajo nuevas inquietudes; y durante las guerras de Reforma y de Intervención, Querétaro sufrió las consecuencias de la más enconada y sangrienta lucha. En esa época se perdieron grandes monumentos y tesoros artísticos de valor inapreciable; muchos de sus templos fueron demolidos hasta sus cimientos; los altares barrocos, arrojados al fuego; las alhajas de oro y plata, fundidas; y los marfiles y piedras preciosas, presas de la rapiña.

La Reforma

En 1867 el emperador Maximiliano concentró en Querétaro un ejército de 9 mil hombres, al que 30 mil republicanos pusieron sitio. Defendían la plaza los mejores generales del ejército imperialista (Miramón, Mejía, Méndez y otros) y dirigían el ataque los más expertos jefes del ejército republicano (Mariano Escobedo, Nicolás Regules, Ramón Corona. Jerónimo Treviño, Vicente Riva Palacio). Se libraron sangrientos combates, como el de Casa Blanca, y brillantes salidas, como la del Cimatario. El asedio de la plaza duró 3 meses, al cabo de los cuales los sitiados carecían de municiones y víveres, por lo cual decidieron hacer una salida y romper el sitio el 16 de mayo, pero el 15 en la madrugada el coronel Miguel López entregó el punto de la Cruz y cayó la plaza en poder del ejército republicano. Maximiliano logró salir con algunos de los suyos y guarecerse en el Cerro de las Campanas, donde se rindió y entregó su espada al general Mariano Escobedo. Maximiliano, Miramón y Mejía fueron juzgados en el Teatro Iturbide (hoy de la República) y sentenciados a la pena de muerte. La ejecución se llevó a cabo el 19 de junio de 1867, a las 7 de la mañana, en el Cerro de las Campanas.

La época porfiriana significó para Querétaro una era de paz y prosperidad. Durante ella se restauraron la mayor parte de sus ruinas. Los interiores de los templos fueron reconstruidos conforme al estilo dominante, y en los predios que ocuparon los destruidos, se hicieron plazas públicas, mercados y edificios. Las nuevas construcciones adoptaron el estilo afrancesado, muy en boga en la capital de la República. La llegada del Ferrocarril Central fue celebrada con grandes festejos, y para darle mayor realce se organizó una Exposición Industrial, inaugurada a la llegada del primer tren, el 30 de Abril de 1882.

La Revolucion en Queretaro

Durante el período revolucionario iniciado en 1910, Querétaro fue también teatro de numerosos acontecimientos. Su situación geográfica lo convirtió nuevamente en lugar de paso de todos los ejércitos y en sitio estratégico de gran importancia militar. Por esa ciudad pasaron los más notables caudillos de la revolución y muchos queretanos, entusiasmados por los ideales libertarios, se alistaron en sus filas. Venustiano Carranza, en su carácter de primer jefe del Ejército Constitucionalista, por decreto del 2 de febrero de 1916 declaró a la ciudad de Querétaro capital provincial de la República y asiento del Poder Ejecutivo de la Unión y de las Secretarias de Estado. Carranza defendió a la ciudad contra sus detractores; en su discurso de La Cañada, pronunciado en enero de 1916, dijo: “Yo no juzgo que la ciudad sea reaccionaria, como acaba de expresarlo el doctor Atl; la reacción está en las clases elevadas de toda la República, en los próceres del capital; pero el pueblo9 aquí, como el de Coahuila y el de Sonora, que tanto han luchado por sus libertades, es liberal y tiene confianza en el triunfo de sus destinos”. Por decreto del 19 de septiembre de 1916 se convocó al Congreso Constituyente que se reuniría en Querétaro a partir del 1º. De diciembre de eses año; instalado en el Teatro de la República, los debates culminaron con la promulgación de la Constitución Política del 5 de febrero de 1917. Durante su estancia en Querétaro, Carranza ordenó la pavimentación de las calles y el saneamiento y embellecimiento de la ciudad; se abrieron nuevas avenidas y se ampliaron otras, se fomentó la educación pública y se establecieron nuevas escuelas, se construyeron obras de drenaje y se transformaron los parques y jardines; se instalaron candelabros para el alumbrado público y en general se mejoraron todos los servicios municipales, adquiriendo la ciudad un bello y agradable aspecto.

Invasion Norteamericana

En ocasión de la invasión norteamericana, el presidente de la Suprema Corte, licenciado Manuel de la Peña y Peña, se trasladó a Querétaro el 12 de octubre de 1847 a recibir del general Pedro María Anaya el cargo de primer magistrado que le correspondía por ministerio de la ley. Se declaró a la ciudad capital de la República y en un humilde despacho se firmó, el 30 de mayo de 1848, el Tratado de Paz con los Estados Unidos de Norteamérica.

El 7 de junio De la Peña abandonó la entidad y se instaló en Mixcoac, mientras los invasores salían de la Ciudad de México. En las postrimerías de su gobierno (febrero de 1867), Maximiliano, al frente de su cuerpo de 4 mil hombres, se situó en Querétaro dispuesto a enfrentarse a los republicanos. Las tropas mexicanas, al mando del general Mariano Escobedo, pusieron sitio a la plaza y consiguieron tomarla después de dos meses de lucha, el 15 de mayo de 1867. El Consejo de Guerra, instalado en el antiguo Teatro Iturbide, dictó sentencia de muerte para los prisioneros Maximiliano, Miramón y Mejía el 14 de junio de 1867, la cual se ejecutó el 19 del mismo mes en el Cerro de las Campanas. En el curso de esta campaña, una granda enemiga estalló muy cerca del centinela Damián Carmona, destrozándole el rifle; pero sin abandonar su puesto, exclamo: “¡Cabo de cuarto, estoy desarmado!”.

Fechas Conmemorativas

2 de Enero: declaración de Querétaro como capital de la República (1862)

25 de Enero: otorgamiento a Querétaro, por cédula real, del título de Muy Noble y Lean Ciudad (1656)

5 de Febrero: Aniversario de la Constitución de 1917.

15 de Mayo: toma de Querétaro y caída del Imperio de Maximiliano (1867)

30 de Mayo: firma del tratado de Paz con Estados Unidos (1848)

17 de Junio: erección de Querétaro como Corregimiento de Letras, único virreinato (1794)

25 de Julio: fundación de la ciudad de Querétaro (1531)

13 de Octubre: declaración de Querétaro como capital de la República (1847)

13 al 15 de Septiembre: Fiestas de la Santa Cruz de los Milagros, Celebracion de concheros.

15 y 16 de Septiembre: desfile civico-militar y verbena popular

Diciembre – Feria Internacional de Queretaro

16-22 Diciembre – Desfile de Carros de las Posadas

23 Diciembre – Desfile de Cabalgata Historica

24 Diciembre – Desfile de Carros Biblicos